La ortiga es una planta perenne presente en todo el mundo y ampliamente utilizada desde hace siglos por sus propiedades diuréticas y depurativas. A menudo considerada una mala hierba, en los últimos años ha sido reconocida como una medicina alternativa indispensable.
Ortiga: de la sombra a la luz
Su nombre en latín es «urtica dioica L». Poco apreciada a primera vista por su poder urticante, la ortiga aún no ha dicho su última palabra. Contrariamente a la creencia popular, está llena de beneficios. En la práctica, esta planta posee virtudes extraordinarias. Éstas tienen un efecto positivo en todo el metabolismo.
En general, se le atribuyen propiedades diuréticas, depurativas y remineralizantes.
También estimula la función renal. También ayuda a combatir la anemia (carencia de hierro) y la fatiga severa.
Planta diurética y desintoxicante
Hoy en día, la ortiga es un diurético formidable. Al favorecer la excreción urinaria, ayuda a restablecer el metabolismo básico del organismo. Para ello, desintoxica el organismo de forma espectacular.
Además de su eficacia sobre las vías urinarias, sus propiedades desintoxicantes ayudan a regular el exceso de sebo. Por tanto, es eficaz para combatir numerosos problemas cutáneos como :
- Eczema
- Escamas de piel
- Acné
- Psoriasis
Esta planta medicinal se consume habitualmente en infusión para aprovechar al máximo sus múltiples beneficios.
Sólo para tomar en infusión
He aquí algunos consejos para preparar una decocción de esta planta:
- Pon agua a hervir y añade una cucharada rasa de hojas de ortiga frescas o secas.
- Después de hervir, dejar en infusión de 15 minutos a 1 hora.
Si opta por una cura de ortiga, es aconsejable repetir esta operación 3 ó 4 veces al día. Hazlo antes de cada comida sin superar un periodo de curación de más de 3 semanas.